Todo comenzó con un tuit de la
periodista Denise Maerker denunciando una situación que hasta hace
apenas unos meses nadie hubiera creido, pero que en las últimas semanas se
ha convertido en el nuevo estándar de la realpolitik del país:
mientras más bizarro e imposible parezca una historia más probabilidades
existen de que sea real.
En este caso, una viajera mexicana a la
que le retiraron la visa en la frontera después que un agente de
inmigración le revisara su celular y encontrara mensajes de burla hacia
el presidente Donald Trump.
Es cierto que desde hace varios
meses se ha intensificado el tránsito en la frontera debido al
aumento de los precios de la gasolina en México, lo que ha provocado
que sean más estrictos los controles aduaneros, poniendo en efecto de
manera regular muchas de las prácticas de revisar aparatos
electrónicos que existen y se han implementado a discreción desde hace más de
una década, tras los atentados del 11 de septiembre.
Lo que parece una peligrosa novedad en este
caso es que el oficial de inmigración se tome la atribución
de retirar la autorización de entrada al país por una razón tan absurda
como encontrar en el aparato material que ridiculiza al presidente de Estados
Unidos. Un hecho que, si no es inédito, ha sucedido con relativa baja
frecuencia como para que no existan antecedentes registrados.
La página web de Radio Fórmula también alerta a
sus paisanos de que “no firmen documentos migratorios como la forma I-407,
porque al hacerlo se renunciaría a la residencia y a la condición
migratoria de residente legal, con lo que la persona se vuelve un turista que
tiene que tramitar su visa. Se ha denunciado que este tipo de situaciones se da
bajo presión”.
La excepción se transforma en regla
Lo que parecería improbable ha entrado en la
dimensión de lo posible. Otro hecho de similar envergadura antidemocrática fue
protagonizado con unas horas de diferencia por el mismo presidente Trump,
apenas ayer en la madrugada, su hora favorita para lanzar al éter sus
‘decretuits’, amenazara a la Universidad de California en Berkeley con
cortarle el financiamiento, luego de que una protesta, supuestamente
pacífica contra la presentación en el campus del periodista británico Milo
Yiannopoulos, terminara con actos de vandalismo.
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