De un encuentro entre ambos personajes en
1949 surgió una anécdota que ha marcado la opinión que muchos se formaron sobre
la actriz.
¿Qué pensaría si le dijeran que Marilyn Monroe tenía un cociente
intelectual superior al de Albert Einstein? Quizá algunos crean que
se trata de un error.
Sin embargo, un artículo escrito por
Pilar Jericó para el diario 'El País' precisa que la actriz
"tenía un cociente intelectual de 165, cinco puntos por encima de
Einstein, pero nadie 'a priori' podría suponerlo. ¿Por qué? Por un simple
motivo: los estereotipos".
Mucho se ha difundido una anécdota surgida
del encuentro entre Monroe y Einstein en 1949. En esa oportunidad ella
preguntó: "¿Qué dice, profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo
juntos? ¿Se imagina un bebe con mi belleza y su inteligencia?".Se dice que
el alemán "esbozó una sonrisa" y respondió: "Desafortunadamente,
me temo que el experimento salga a la inversa y terminemos con un hijo con mi
belleza y con su inteligencia"
El episodio, dice el artículo, resulta
simpático, "no tanto por la ocurrencia de Einstein, sino por su propio
error".
Prejuicios
Si se piensa en comparar a ambos personajes,
se tiende a creer que, como "Einstein era un genio en física" y
Marilyn una actriz, la inteligencia no era un requisito que la rubia hubiese
necesitado para triunfar en la gran pantalla.
Refiriéndose a esa parte de la vida de Monroe
que menos se conoce, la periodista venezolana Indira Carpio, escribió: "No era tonta, tampoco rubia. Pero podía
ser lo que usted quisiese, su cociente superior a 160 se permitía un ventilador
de metro faraleando sus faldas (…) ella iba a la universidad a estudiar
historia y literatura, enamorada del olor a tinta que empapaba letra por letra
y la brisa fresca del acordeón de hojas de los clásicos. Incluso muy por el
contrario a lo que sentía por sí misma, amaba a los libros".
No obstante, explica la nota de 'El País',
las ideas preconcebidas que tenemos sobre otras personas "son creencias
colectivas que etiquetan la realidad. Nacen de nuestra mente programada para la
supervivencia, que no para la felicidad".
Lo mismo que el estereotipo sobre las chicas
rubias y tontas, o el de que todos los latinoamericanos son narcotraficantes,
como insiste Hollywood, las discriminaciones surgen de prejuicios injustos que
cometemos por error, "como el que le ocurrió al mismo Einstein" con
la rubia platinada.
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